Al realizar nuestro primer viaje a Rusia puede impactarnos un poco sus bajas temperaturas, sobre todo si nuestro país de origen tiene características tropicales. Dependiendo de la región podemos encontrar variaciones en la temperatura, por ejemplo: en Moscú la norma climática oscila entre los -9°C a 18°C, mientras que en San Petersburgo va de -12°C a 14°C y en Ekaterinburgo de -19°C a 17°C. Pero ¿se imaginan encontrar un lugar donde la temperatura ha llegado a -70°C? Pues en Rusia se encuentra la zona habitada más fría del planeta, se llama Oimiakón (u Oymyakón) y se encuentra al este de Siberia. Vamos a conocer un poco más sobre esta curiosa ciudad.

Preparados para vivir en el frío

Para vivir en esta ciudad, los habitantes han tenido que adoptar un estilo particular que les permita sobrevivir a las extremas condiciones ambientales;  la infraestructura, alimentación y costumbres van acordes a un sitio donde la temperatura en los meses de invierno fácilmente ronda los -50°C a -60°C, sin embargo, al ser un clima subpolar con invierno seco, durante el verano puede alcanzar los 30°C, por lo que la diferencia entre estas dos estaciones es muy notable.

A pesar de lo extremo de las condiciones, este asentamiento cuenta con escuela, edificios de administración pública, granjas de vacas y renos, e incluso un pequeño hotel para recibir a los turistas más arriesgados que deseen conocer las peculiaridades de la zona; donde si bien, no es el típico destino turístico o la ciudad más poblada, encontrarás personas amables con una vida común, adaptada a las características tan propias de la región.

Alimentación especial

Para unas condiciones tan extremas, el cuerpo humano necesita un alto contenido calórico en su alimentación; es por ello que los habitantes de Oimiakón consumen gran parte de sus alimentos crudos, tales como la carne de reno o el pescado, así como también sangre de caballo congelada en forma de cubitos. Muchos de los alimentos los almacenan en los sótanos de las casas y debido a las bajas temperaturas resulta muy difícil que generen microorganismos que los dañen rápidamente.

Unas calles solitarias

Debido a lo extremo de sus temperaturas resulta muy difícil que las personas circulen con libertad por las calles de esta ciudad, por lo que los habitantes de Oimiakón suelen reunirse es en interiores de sus hogares o establecimientos, donde puedan resguardarse con calefacción. En los meses donde se hace más inclemente el clima, incluso se suspenden las clases para los niños y aquellas personas que realicen labores en la intemperie, tienen turnos de trabajo de 20 minutos apenas.

Curiosidad turística

A pesar de ser un lugar donde para muchos, pensar vivir ahí sería una locura; Oimiakón, con sus 500 habitantes en promedio, resulta un destino turístico bastante atractivo, aunque muy singular; donde resulta divertido ver la facilidad con la que pueden romperse los termómetros, o disfrutar un baño al aire libre en las aguas termales que le dan el nombre a esta ciudad; una actividad realmente para valientes. 

¿Te atreverías a visitar Oimiakón? ¿Qué te despierta más curiosidad de este lugar?

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Imagen de rebeca dewinter vía Flickr.com bajo licencia creative commons.

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